La paz no se negocia, el mandato divino del sonido OM y sus frecuencias cristalinas son una evidente realidad, la cual cohabita con las multirealidades y mundos que cada uno está creando. El sonido OM se encargará de unificar nuestro cerebro paso a paso, ya está reverberando en nuestras conciencias y por resonancia, todos acabaremos rendidos ante su flash solar.

Mayo 2020, en la desescalada. ¿HASTA CUÁNDO? ¿HACIA DÓNDE? Se pregunta la humanidad.Así es, cada uno se está despertando cada mañana con una nueva realidad. Pero esta realidad, esta nueva escena, forma parte del carrete de su propia película, a cuyo final va a tener que ir llegando progresivamente, no antes de repasar cada fotograma, limpiarlo para aumentar su entendimiento y tomar más consciencia de quién es y para qué está aquí. Esto si desea cerrar capítulo.

El salto cuántico está llegando, las nuevas partículas provenientes del Sol Central se empezarán a propulsar en distintas etapas y oleadas que afectarán a nuestro ADN, activándolo, modificándolo hasta la transfiguración. Es tiempo de Ascensión, es tiempo de la modificación genética planeada para este planeta en el momento actual y guiada por María, nuestra genetista.

Nadie puede avanzar sin haberse apoyado en un punto de ESPERANZA. Todo aquello que te saque de este punto y te lleve hacia abajo es un callejón sin salida, que inevitablemente te llevará tarde o temprano, a la siguiente estación, llamada ESPERANZA. Cuando pierdas la fe, cuando desees ver la luz, llámala, pues es tu aliada; A veces, no somos

Toda ascensión implica un descenso del espíritu a la materia, una bajada del Yo Soy a la carne humana en su afán de anclarse y experimentarse en la madre tierra, es decir, la tierra que es nuestro propio cuerpo físico. La luz en este encuentro con la oscuridad de la mater-materia, duele, y se hace onírico para que la misma carne pueda despertar al recuerdo de su luz. Sólo en esta alquimia podemos experimentar la renombrada ascensión.

¡Hágase la Voluntad Divina! Sin orden no hay evolución ni crecimiento personal. La alineación con nuestro Ser superior nos conecta con la verticalidad necesaria para continuar nuestro proceso de ascensión.