El rubí está considerado como una de las piedras preciosas más excelsas. Es el cristal de la nobleza, asociado a la riqueza y la prosperidad.
Además, posee el don de renovar la energía, y refuerza nuestra capacidad para volver a confiar, no sólo en los demás, sino también en nosotros mismos, limpiándonos de pensamientos impuros y conectándonos con devas espirituales de elevada vibración. El intenso color rojo de este mineral actúa como un poderoso tónico que desbloquea la valentía interior de nuestro corazón, nos aporta vigor y potencia la pasión por la vida misma.
La principal cualidad del rubí, no obstante, es la de amplificar la energía kundalini, mostrándonos cómo utilizar esta energía creativa primordial con sabiduría y discernimiento.
Por ese motivo, este majestuoso cuenco alquímico de cuarzo y rubí nos conecta con la sabiduría de las enseñanzas tántricas y nos invita a sacralizar la sexualidad, de modo que podamos alcanzar, a través de ella, una comprensión mucho más elevada de nuestra naturaleza divina original y traer, de esta manera, el Cielo a la Tierra.